lunes, 14 de noviembre de 2016

Una noche de peligro.




                Una noche, cerca de las 2 estaba acostada escuchando música. Mi mamá estaba en su pieza con mis hermanas y su marido.
                Pasaron unos minutos cuando sentí que en el patio de nuestra casa alguien corría. En ese momento me levanté muy rápido y le avisé a mi mamá, Nancy. Ella llamó a su marido y se levantaron los dos a mirar por la ventana. Mi mamá me dijo:
―Llamá a la policía, Cecia.
                ―No tengo el número ― le respondí.
                ―Bueno, llamá acá al posta de Lourdes, van a venir rápido.
                ―Bueno, ahora llamo. 
Llamé y en unos minutos llegaron los policías, que pasaron al patio alumbrando con una linterna. Salí a hablar con ellos, preguntaron sí había visto algo o reconocido a alguien, pero mi respuesta fue negativa. Me dijeron que volviera a llamar si escuchaba algún movimiento raro.
                Cuando entré, mi mamá me preguntó qué habían dicho y le dije que nos habían pedido que cualquier cosa volviéramos a llamar.
                Al otro día una vecina vino a mi casa, golpeó las manos y le preguntó a mi mamá si nos habían sacado algo. Mi mama conversó con ella:
                ―No, no vimos nada. Justo estábamos viendo si nos faltaba algo.
                ―Mi marido vio que por arriba de la tapia sacaron una carretilla ―comentó la vecina.
                ― ¿Ah, sí?  No me había dado cuenta de que faltaba la carretilla que era de mi papá.
                ― Ya no se puede vivir en paz, no hay que dejar nada afuera.
                ―No,  ya no se puede vivir tranquilo, muchas gracias por avisar.
                ― De nada, Nancy. Suerte, cuídense.
                ―Gracias, señora, ustedes también cuídense.
Mi vecina se fue a su casa y yo me fui al colegio pensando que todo lo que había sucedido aquella noche había sido muy extraño.

Cecia Dana González 2D

No hay comentarios:

Publicar un comentario