En estas vacaciones de invierno pasé uno de los
momentos más vergonzosos de mi vida. Un día fui al cine con algunas amigas mías,
al estreno de “Buscando a Dory“; recuerdo que había mucha gente y nosotras
llegábamos tarde a la función porque nos habíamos distraído viendo las
vidrieras del shopping. A la hora de entrar, íbamos a las corridas cuando me
caí por no ver el escalón que tenía delante.
Érica me preguntó entre risas:
―¿Qué te pasó, Flor?
A lo que yo respondí irónicamente:
―Nada, quise probar qué tan duro es el
piso.
Todas comenzaron a reír mientras yo estaba de
rodillas en medio de la entrada y la gente pasaba a mi alrededor. Algunos me
preguntaban si me encontraba bien. No me podía levantar de la risa que tenía y
mis amigas se retorcían al verme allí.
No me quedó otra opción que hacer como si nada
hubiera pasado y entrar a la sala para ver la película.
A pesar del pequeño accidente, pasamos una hermosa
tarde.
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