Mi anécdota en el mar
Cuando tenía 4
años vivía en Ecuador. Una mañana mi papá preguntó:
—¿Quién quiere ir al mar?
—¡Yo! —respondí.
—¡Yo! —dijo Giovany, mi hermano.
—Entonces vamos —dijo mi papá.
Nos fuimos
caminando, quedaba cerca el lugar donde íbamos. Cuando llegamos nos estábamos
divirtiendo, jugábamos con la arena, con el agua y con otros chicos. Esa tarde
fue muy buena hasta que mi papá dijo: “Es hora de irnos”. Yo no me quería ir,
así que cada vez que él decía que nos íbamos yo me llenaba de arena y él me
decía que me limpiara, por lo que yo me iba y me metía en el agua a nadar. Hasta
que se enojó y me dijo:
—¡Ya
no más, nos vamos ahora!
Yo me asusté y me
fui a limpiar en serio. Él se quedó con mi hermano mientras yo me lavaba los
pies. De repente me paré (porque estaba agachado), miré para atrás, para
adelante, para todos lados donde podía ver y no los encontré. Entonces me fui
corriendo y llorando a mi casa diciendo que me habían abandonado. En realidad
no creo que me hubieran abandonado, vivíamos a una cuadro del mar, así que era
imposible.
Cuando llegué a
mi casa estaban mi mamá y Tania, la vecina, estaban tomando café. Ellas me
preguntaron:
—¿Qué
te pasó? ¿Por qué lloras?
Yo les dije con voz llorona , que casi no
entendían:
—Ellos
me abandonaron y me dejaron solo en el mar.
Ellas se morían de la risa, sabían que me había
perdido y me dijeron que me fuera a bañar.
Cuando mi papá y
mi hermano llegaron les fui a reclamar:
—¿Por
qué me dejaron solo?
Entonces respondieron:
—Nosotros
te vimos, estabas viendo para todos lados y corriendo como loco —me
dijeron.
Me sentí como un tonto y dije:
—¿Cómo
pude pensar que ustedes me habían abandonado?
Ronaldo Marulanda 2D
No hay comentarios:
Publicar un comentario