La Anécdota
Un día me hice amigo de una chica
que se llamaba Sofía, la conocí en un kiosco que tenia el tío de ella, yo iba a
comprar unos alfajores.
Empezamos hablar, a juntarnos
los días sábados por las tardes y a veces los días de semana, pero solamente
estábamos unas horitas.
Ella me empezó a invitar a
fiestas y yo iba como su pareja. Me hice amigo de sus amigos y amigas, me
invitaba a comer a su casa, conocí a sus padres y algunas personas de su
familia (como ser dos tíos, los dos abuelos y abuelas, sus hermanos que eran
mayores que ella).
Una noche Sofía me invitó a un
bar porque me tenía que contar algo. Nos juntamos y hablamos, nos reímos,
llegamos al punto en el que era evidente que me tenía que contar lo que había anticipado.
―Siento algo que nunca sentí en
mi vida, algo que nunca me pasó ―comenzó a decirme.
―¿Si? ¿Qué es?
―Algo lindo que siento entre nosotros… Me gustas…
Y yo le cambié de tema porque me puse nervioso. Cuando
salimos de ese bar, ella se cayó al frente de todos. No estaba borracha ni nada
de eso, sino que había pisado mal. Cuando la ayudé a levantarse me dijo:
―¡Qué lindo que sos!
Yo en ese momento no sabía qué hacer, solo la llevé a
su casa en un taxi.
Pasaron unos meses en los que fuimos novios y luego
nos casamos. Estuvimos 12 años de novios, nos casamos y estamos juntos hace 68
años, desde ese día que nos cruzamos en el kiosco. Tuvimos dos hijos, una nena
y un nene.
Joaquín Amaya 2D
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