Un
día mi tía me llamó y me dijo:
—¡Hola, pa! ¿cómo estás?
—Bien, por lo menos… ¿vos?
—Bien, bien, a que no sabes
quién me vino a visitar...
—¿Quién? —Exclamé sorprendido.
—Cristian, tu tío el de Buenos
Aires.
—Bueno, me baño, preparo ropa y
voy rápido.
—Bueno, hijo, te espero.
15
minutos después llegó mi mamá y me dijo entre risas:
—¿A dónde te vas vos, nene, sin
permiso?
—Vino Cristian, tu hermano. Esta
noche me voy al baile a festejar mi cumple.
Era
un 27 de marzo, yo cumplo el 28; o sea, el día siguiente.
—¿Sin permiso te vas a ir? ¿Te
pensás que te mandás solo? —dijo enojada.
Agaché
la cabeza y me fui a acostar un poco tristón. Después de 10 minutos llamé a mi
tía y le dije:
—Mamá no me deja ir, no sé por
qué.
—Bueno, tranquilo, ya la
hablamos nosotros.
Me
fui a acostar con mi mamá. De pronto sonó el celular y pude leer que decía
“Pao”, así se llama mí tía. Me fui en silencio a mi pieza. 10 minutos después
me llamó mi mamá y me dijo:
—Te voy a dejar ir, pero te doy
$200, no más.
—¿Para qué quiero más?
—Bueno, bañate, juntá ropa y
andá.
Desesperado
fui a bañarme y juntar la ropa. La llamé a mi tía y le dije:
—¿Qué hiciste para que me deje?
—Y, sí, soy una genia… ¿qué es esa pregunta?
—Bueno, en diez salgo para allá.
Llegué
a la casa de mi tía a las 21 h. , le di un gran abrazo a mi tío de Buenos Aires
y saludé a los demás con un beso. Mi tío me dijo:
—Vamos a sacar las entradas,
volvemos, te bañás y nos vamos.
—Bueno, tío , dale.
Cuando
volvimos de sacar las entradas me di cuenta de que me había olvidado las zapas
nuevas, ¡qué garrón! Pero no fue nada grave: mi primo me prestó unas que
estaban relindas.
Hasta
que nos bañamos, cambiamos y todo eso ya era la 1 de la mañana. Nos fuimos
caminando al baile porque quedaba a
cinco cuadras de la casa de mi tía. Me acuerdo que cuando entré el policía me
dijo:
—Ey , ey ¿cuántos años tenés?
—17 —le dije.
—Mentira, no tenés més de 16
—exclamó entre risas.
—Entonces ¿para qué me
preguntás, si te vas a responder solo?
—Bueno, tranquilo nene, ¿eh?
El
policía nos llevó a firmar unos papeles, así podía entrar. Estaba asustado,
pensaba que no me dejarían entrar, pero sí pasé al final. Adentro mi tío me dijo:
—Si te empujan, no te pongas
loco, esto es así.
—Sí tío, ya lo sé.
Pasé
una hermosa noche con mis tíos, primos, amigos.
Demian Carbajal 2D
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