sábado, 25 de junio de 2016

Todo a oídos de Pandora.

Todo a oídos de Pandora.

Hace ciento veintiocho años, en la selva amazónica, sobre la orilla del río Amazonas, estaba asentado un pueblo en el que todos se mantenían en silencio porque corría el rumor desde los ancestros que en los alrededores del pueblo había una criatura extremadamente rara que tenía orejas triangulares, garras largas, dientes gigantes y filosos, los huesos sobresaliendo de la piel verde y marrón con los que se camuflaba en los yuyos. Este fenómeno raro tenía los oídos muy agudos por lo que escuchaba cualquier cosa a más de diez cuadras. Daba tanto miedo que los habitantes del pueblo apagaban las fogatas que iluminaban los caminos para que el monstruo no entrara.
Una tarde nublada, los pueblerinos fueron a hacer su trabajo de todos los días, cortar árboles. Era un trabajo muy arriesgado ya que podían cortar un árbol cada dos horas para no alertar al monstruo al que todos llamaban Pandora.
La jornada iba bien hasta que un novato empezó a cortar un tronco del que salían tres ramas y no se dio cuenta de que al cortar uno caían todos. De repente se sintió el boom haciendo eco en todo el pueblo y se escucharon los gritos y aullidos de la criatura ¡¡¡El ruido lo había despertado!!!!!
Los trabajadores empezaron a correr hasta que llegaron al pueblo y le avisaron a toda la gente. Las abuelas del pueblo se reunieron y se sentaron en la tierra a rezar al dios Amazón para que los protegiera de todo mal.
Con el monstruo dentro del pueblo, todos se unieron a las abuelas y, finalizando la oración, bajó una luz del cielo que iluminó completamente el cuerpo del monstruo. Al irse la luz, para el alivio del pueblo, había desaparecido completamente dejando a la gente del pueblo en paz.
Lucas Budding, 1° A

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