Todo
a oídos de Pandora.
Hace
ciento veintiocho años, en la selva amazónica, sobre la orilla del
río Amazonas, estaba asentado un pueblo en el que todos se mantenían
en silencio porque corría el rumor desde los ancestros que en los
alrededores del pueblo había una criatura extremadamente rara que
tenía orejas triangulares, garras largas, dientes gigantes y
filosos, los huesos sobresaliendo de la piel verde y marrón con los
que se camuflaba en los yuyos. Este fenómeno raro tenía los oídos
muy agudos por lo que escuchaba cualquier cosa a más de diez
cuadras. Daba tanto miedo que los habitantes del pueblo apagaban las
fogatas que iluminaban los caminos para que el monstruo no entrara.
Una
tarde nublada, los pueblerinos fueron a hacer su trabajo de todos los
días, cortar árboles. Era un trabajo muy arriesgado ya que podían
cortar un árbol cada dos horas para no alertar al monstruo al que
todos llamaban Pandora.
La
jornada iba bien hasta que un novato empezó a cortar un tronco del
que salían tres ramas y no se dio cuenta de que al cortar uno caían
todos. De repente se sintió el boom haciendo eco en todo el pueblo y
se escucharon los gritos y aullidos de la criatura ¡¡¡El ruido lo
había despertado!!!!!
Los
trabajadores empezaron a correr hasta que llegaron al pueblo y le
avisaron a toda la gente. Las abuelas del pueblo se reunieron y se
sentaron en la tierra a rezar al dios Amazón para que los protegiera
de todo mal.
Con el
monstruo dentro del pueblo, todos se unieron a las abuelas y,
finalizando la oración, bajó una luz del cielo que iluminó
completamente el cuerpo del monstruo. Al irse la luz, para el alivio
del pueblo, había desaparecido completamente dejando a la gente del
pueblo en paz.
Lucas
Budding, 1° A
No hay comentarios:
Publicar un comentario