El
sauce llorón.
Hace más
de dos mil años, en Asia, existía una hermosa joven llamada María
que tenía una cabellera larga hasta las rodillas de color negro.
Ella tenía un hijo llamado Jorge. A él le gustaba muchísimo andar
por los árboles, pero su madre no lo dejaba alejarse de la tribu
janajuá. El padre de la joven era el líder. Él quería demasiado a
su nieto, pero al niño no le agradaba que su abuelo anduviera detrás
de él todos los días.
Ya
pasados dieciséis años, Jorge decidió enfrentar a su madre y
abuelo. Los juntó y les dijo:
-Saben
que yo los amo pero necesito que me dejen crecer, ya no soy un niño.
El joven
recibió una respuesta inesperada de su abuelo:
-Tú no
eres un adulto, no sólo porque tengas diecinueve años eres mayor.
Y el
joven respondió:
-Sí, lo
soy. Ya puedo cuidarme solo, pasé prácticamente toda mi vida así.
La madre
callada, escuchando la pelea no tuvo otra posición que decirle a su
hijo que se alejara. Jorge sorprendido rompió en llanto y se fue
corriendo al bosque. Sintiéndose enojado, abatido y triste, se subió
a la copa de un árbol ya que esto lo hacía feliz. Escuchó un ruido
y vio a su mamá y a su abuelo llegar. Tratando de bajar para
pedirles perdón, se resbaló y cayó muerto al piso. La joven madre
vio todo, se sintió desconcertada, fue corriendo hacia su hijo,
llorando y tratando de revivirlo, pero fue inútil.
Pasaron
los días, semanas y meses, la madre siguió yendo al lugar del
accidente y se quedaba llorando por horas.
Un día
se quedó dormida, sufriendo con los brazos extendidos. Desde ese
entonces, nunca más despertó, pues se convirtió en un árbol al
cual llamaron “sauce llorón”.
Agustina
Vilchez, 1° A
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