La
leyenda de Victoria Regia.
Se dice
que en el año 1852, en Buenos Aires, vivía una joven llamada
Victoria Regia. Ella era muy tranquila, buena, de pequeña altura y
una cabellera larga. Sus padres querían lo mejor para ella, por eso
buscaban a alguien para que se casara con ella. La jovencita era muy
nombrada, reconocida por su forma de ser y su familia.
A la
muchacha le gustaba salir a leer las tardes de primavera a las
orillas de un río donde crecían unas bellas flores.
Un día
sus tutores encontraron a alguien que quería la mano de Victoria
para casarse. El muchacho se llamaba Bartolomé. Era educado,
refinado, valiente, alto, fuerte y serio.
Cuando
Victoria se enteró de la noticia de que se iba a casar con ese
joven, su cara alegre y dulce pasó a ser de amargura y tristeza.
En esos
días, Victoria estaba a orillas del río y pidió un deseo:
“Desearía poder ser feliz”. Esa tarde estuvo leyendo y
observando esas flores maravillosas en el río. Vio algo en el fondo
de aquellas aguas y no sabía qué era. En ese momento, se metió al
agua, pero no había nada. Por desgracia la joven se enredó con la
raíz de un árbol, no pudo salir de allí y falleció porque se
ahogó. Al instante, ella se convirtió en una de aquellas flores:
Victoria Regia.
Jazmín
Adauto, 1° A
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