Había una vez un reino
muy lejano. Los que habitaban ese lugar eran muy tranquilos y vivían
en casas todas iguales. Trabajaban de noche en vez de día. Todos
comían frutos y cortezas de los árboles.
El rey de este reino era
muy malo. Hacía fiestas todos los miércoles en las que había que
portarse bien porque, si no, el rey los encerraba durante tres días
en un calabozo súper cómodo, con colchones de agua, tele, direct tv
y una play cuatro.
Un día, el rey se asomó
y le dijo al príncipe:
-Tienes tres días para
que te salven, si no, te decapitaremos –a lo que el príncipe
respondió muy asustado:
-Bueno, ya llamo a la
princesa.
Al tercer día, la
princesa lo fue a rescatar, huyeron, se casaron y fueron felices por
siempre.
Ezequiel Lobaiza, 1° A
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