La princesa y el dragón
Érase una vez una
princesa muy bonita llamada Rocío. Ella vivía en un pueblito, en el castillo de
su padre y tenía prohibido salir de su habitación aunque algún príncipe llegara
con algo muy extravagante a cambio de ella.
Una noche cuando
todos dormían, Rocío se escapó por una ventana de su cuarto por una mejor vida.
Caminando horas y
horas hacia la nada, se encontró con una montaña muy alta y dijo: “Me voy a
animar a subir”. Pero para llegar a esa montaña tenía que pasar por un bosque
muy oscuro. Así avanzando bajo la luz de la luna, la muchacha se encontró con
una casita roja y como se estaba haciendo de noche se metió dentro de ella.
Como no había nadie, se acostó a dormir en una cama que había allí. A
medianoche escuchó un ruido, se levantó urgentemente mirando hacia todos lados,
vio a una mujer que estaba junto a ella y dijo:
-Disculpe, señora, no sabía que ésta era su casa.
-No te preocupes, me encanta tener visitas –dijo la mujer.
-Creo que me tengo que ir, así llego temprano a esa montaña.
-¿Vas a ir a la montaña? Mira, te voy a dar este polvo para que tires
en la oreja de la bestia que se encuentra allí arriba.
-Gracias, pero ¿qué bestia?
-Llega allá y lo descubrirás.
Ella con muchas
ganas se despidió de la mujer y siguió su camino. Cuando llegó a la montaña vio
que había una caverna grande y oscura. Se introdujo en ella con mucho coraje.
Mientras estaba jugando con su eco, se encendieron dos ojos rojos y enormes al
fondo del lugar. Ella se acercó y se encontró con un dragón que quiso tostarla
apenas la vio. Rocío se acordó de lo que le había dado la mujer y, esquivando
las llamaradas y los golpes que pegaba con su cola, haciendo una trayectoria,
la princesa logró subir a la cabeza del dragón y tiró el polvo en su oreja. El
dragón se desmayó y fue disminuyendo su tamaño hasta convertirse en un hombre.
La chica le dijo:
-¿Cómo te llamas?
-Yo soy el príncipe Silver y fui hechizado por una bruja hasta que una
princesa me salvara para vivir juntos para siempre.
Ellos volvieron
al castillo del padre de Rocío. Vivieron juntos por siempre y colorín colorete
este cuento subió volando como un cohete.