lunes, 23 de junio de 2014

La princesa y el dragón.



La princesa y el dragón

                Érase una vez una princesa muy bonita llamada Rocío. Ella vivía en un pueblito, en el castillo de su padre y tenía prohibido salir de su habitación aunque algún príncipe llegara con algo muy extravagante a cambio de ella.
                Una noche cuando todos dormían, Rocío se escapó por una ventana de su cuarto por una mejor vida.
                Caminando horas y horas hacia la nada, se encontró con una montaña muy alta y dijo: “Me voy a animar a subir”. Pero para llegar a esa montaña tenía que pasar por un bosque muy oscuro. Así avanzando bajo la luz de la luna, la muchacha se encontró con una casita roja y como se estaba haciendo de noche se metió dentro de ella. Como no había nadie, se acostó a dormir en una cama que había allí. A medianoche escuchó un ruido, se levantó urgentemente mirando hacia todos lados, vio a una mujer que estaba junto a ella y dijo:
-Disculpe, señora, no sabía que ésta era su casa.
-No te preocupes, me encanta tener visitas –dijo la mujer.
-Creo que me tengo que ir, así llego temprano a esa montaña.
-¿Vas a ir a la montaña? Mira, te voy a dar este polvo para que tires en la oreja de la bestia que se encuentra allí arriba.
-Gracias, pero ¿qué bestia?
-Llega allá y lo descubrirás.
                Ella con muchas ganas se despidió de la mujer y siguió su camino. Cuando llegó a la montaña vio que había una caverna grande y oscura. Se introdujo en ella con mucho coraje. Mientras estaba jugando con su eco, se encendieron dos ojos rojos y enormes al fondo del lugar. Ella se acercó y se encontró con un dragón que quiso tostarla apenas la vio. Rocío se acordó de lo que le había dado la mujer y, esquivando las llamaradas y los golpes que pegaba con su cola, haciendo una trayectoria, la princesa logró subir a la cabeza del dragón y tiró el polvo en su oreja. El dragón se desmayó y fue disminuyendo su tamaño hasta convertirse en un hombre. La chica le dijo:
-¿Cómo te llamas?
-Yo soy el príncipe Silver y fui hechizado por una bruja hasta que una princesa me salvara para vivir juntos para siempre.
                Ellos volvieron al castillo del padre de Rocío. Vivieron juntos por siempre y colorín colorete este cuento subió volando como un cohete.
Ariel Nicolás, 1° A