sábado, 25 de junio de 2016

Decile NO a la violencia de genero 2

Video realizado y actuado por alumnos de quinto año "D", naturales.

CONTRERAS ROCÍO
REYNOSO STEFANÍA

Profesora: Lilián Ginés


Decile NO a la violencia de genero 1.

VIDEO REALIZADO Y ACTUADO POR ALUMNOS DE QUINTO AÑO "D", NATURALES.

BARRIONUEVO PAULA
DE PIANO AGOSTINA
FRETE JOAQUÍN
MACHNUK MICAELA

Profesora: Lilián Ginés

El amor que nunca llegó.

El amor que nunca llegó.

Cuenta la leyenda sobre dos adolescentes en la época de los cincuenta, en París, que se amaban mucho. Su amor empezó desde muy chicos y así perduró hasta su adolescencia pero sus padres prohibieron la relación entre ellos. Él era un chico humilde y los padres de ella eran de clase alta. Por ese motivo no querían que estuvieran juntos. Ellos decían que Leonardo no estaba a su altura, pero María no pensaba igual que sus padres. Su amor hacia él era muy sincero. Todas las tardes se encontraban a escondidas en la plaza y conversaban:
-Leonardo, mis padres prohíben lo que sentimos nosotros.
-Pero, María, nuestro amor es muy sincero y verdadero.
-Entiende, Leonardo, lo siento mucho dijo María y salió corriendo. Él la persiguió. Ella se subió a la carreta y se fue. Él empezó a llorar y a gritarle:
-¡No te vayas, María, por favor!!!
-No soy yo, Leonardo, son mis padres, perdóname.
-¡Acuérdate, María, yo todas las tardes estaré aquí esperándote!
Esa misma tarde María se mudó a Argentina por treinta años y por treinta años, Leonardo iba a la plaza a esperarla, pero ella nunca volvió. Él al tiempo falleció por depresión y soledad.
Cuando ella volvió, fue tarde. Lo que había pasado era que, cuando ella se fue, estaba embarazada y en esos treinta años creció su amada hija Natalia que, cuando murió su padre, tenía veintinueve años. Las dos juntas fueron a la plaza y vieron que había crecido un hermoso árbol. Natalia dijo:
-Mira, mamá, un árbol en este lugar.
-Sí, hija, es tu papá y su amor que nos cuida.
Años después falleció María y en la plaza volvió a crecer un árbol que se enredó con el otro formando un corazón y allí es donde va todas las tardes Natalia a estar en paz con sus padres bajo esos árboles que simbolizan su amor y felicidad eterna.
Catherine Cáceres, 1° A

La rosa.

La rosa.

En el interior de la actual provincia de Misiones, en Argentina, después de la llegada de los españoles, vivía la tribu de los guaraníes. En esa tribu vivía una joven a la cual llamaron Anahí. La chica era muy delgada, pelo muy negro y le gustaba mucho ir a la tarde a recostarse en la hermosa flora de su tierra.
Ella se tardaba todos los días una hora haciéndose un bello peinado que parecía una flor con forma de rosa. Amaru, su padre, soñaba que ella se casara, entonces buscó un hombre para ella.
Una tarde que la sorprendió recostada le dijo:
-Flor de mi vida, yo te he traído aquí un hermoso hombre con el cual te casarás.
-Pero, papá, yo no quiero casarme, quiero vivir mi vida tranquila, como hacen las flores que siempre están en el mismo lugar y no tienen obligaciones ni compromisos –dijo Anahí
-No me importa lo que digas, es más, mañana mismo será la boda. Aparte mirá este apuesto hombre de la tribu wichis –dijo el padre.
Ella se quedó con el prometido Tupaq y allí tuvieron una pequeña conversación:
-Buenas tardes, quería decirte que conmigo vivirás una buena vida. Ojalá puedas acostumbrarte a mi vida. Yo haré todo por ti -dijo Tupaq.
Al otro día fue la boda. ¡Fue hermosa! Pero como todos los días, Anahí fue a recostarse. Ese día un bicho la picó. Una amiga la encontró y de inmediato la llevaron a una bruja del pueblo. Ella dijo que le quedaban pocos días de vida.
Al pasar los días, todos los del pueblo la llenaban de besos y abrazos. También su piel se ponía cada vez más verde. Ella no veía las horas de irse a recostar al pasto. El último día de vida, pidió a su padre que la llevara como fuera al pasto. La llevaron y ahí ella murió. Se fue haciendo más chiquita y enterrándose se hizo una bella, bella flor. Su pelo se puso rojo y su cuerpo más verde de lo que era, pues allí nació una hermosa rosa.
Julieta Carrizo, 1° B

Luchar por un verdadero amor
Hace muchísimos años, en la región que hoy lleva el nombre de Córdoba, vivían una bella doncella de nombre Eugenia y un joven guerrero llamado Darío. Ambos se amaban y pensaban casarse en primavera cuando en el cielo brillara la luna llena.
El día del casamiento Tupá, el jefe de la tribu, vio a Eugenia mientras ella recogía flores blancas para adornar su vestido. Quedó deslumbrado por su belleza y quiso que la doncella fuera su esposa.
Ordenó, entonces, que el joven guerrero marchara con su ejército a atacar una tribu vecina. Darío, al conocer las verdaderas intenciones del jefe, desobedeció y en vez de ir a la batalla, buscó a su amada y huyeron juntos. Perseguidos por los miembros de la tribu, corrieron por mucho tiempo, hasta que ella se desmayó por el cansancio. Darío rogó a Yaguatí que evitara de alguna forma que se llevaran a su amada y que les permitiera estar juntos eternamente.
Cuando los perseguidores llegaron a ese lugar, se sorprendieron al ver que no había más rastros de los fugitivos y al encontrar en el camino una estatua de piedra que representaba a un joven guerrero abrazando a una bella doncella.
En la primavera, en las noches de luna llena, brotan hermosas flores blancas alrededor de la estatua.
Milagros Lencina, 1° B

Kacui y sus hermanos.

Kacui y sus hermanos.

Dicen que hace muchos años en el medio del bosque vivían cinco hermanos. Cintia de nueve años, Ana de doce, Kevin de catorce, Emanuel de quince y Kacui, que era el mayor, tenía diecisiete años.
Kacui era muy trabajador, todos los días se levantaba a las seis de la mañana junto con sus dos hermanos. Las chicas se quedaban a limpiar la casa. Pero sólo Cintia era la trabajadora. Ana dormía todo el día, luego pasaba sus tardes sentada mirando el campo verde y el cielo azul.
Cuando los chicos volvían a su casa, cansados, sucios por levantar muchas piedras y construir chozas, ya que si hacían las cosas mal los azotaban, las hermanas tenían que tener la comida lista. Pero Ana era tan torpe que una vez les quiso servir la sopa y se la tiró encima.
Los chicos le pedían que colaborara en la casa, que ayudara a su hermana menor, pero la niña se enojaba y corría al campo a llorar.
Kacui, todos los días después de cenar, iba a las orillas del río Paraná, pidiéndoles a los dioses por su hermana rebelde. Al cabo de unos meses, nada cambió.
Kevin y Emanuel también pedían por sus vidas. Querían que los dioses los convirtieran en animales o plantas porque estaban cansados de los trabajos duros que los soldados les daban.
Un día, el dios celestial escuchó sus deseos y los convirtió a los tres varones en tortugas gigantes para que descansaran y no sufrieran más castigos. A Cintia la convirtió en un árbol grande, hermoso y coposo que en primavera daba frutos muy ricos y en abundancia, pero a su hermana Ana la convirtió en un árbol débil y pequeño que siempre caía. Nunca dio frutos y ni siquiera pájaros se paraban en él.
Ese fue el castigo que los dioses le dieron por ser tan mala hermana con su familia.
Franco Villalba, 1° A

La olla de oro.

La olla de oro.

Una familia se mudó a una granja. Un día la madre salió a trabajar y sus hijos quedaron en casa. Los niños empezaron a escuchar ruidos extraños. La hija mayor empezó a buscar de dónde venían esos ruidos. En una esquina del establo de la granja brillaba algo. Eran monedas de oro en una olla. La niña esperó a que su mamá llegara y le contó lo que había encontrado. Su mamá ni dudó en buscarlo. Con eso pagarían sus cuentas. Pero cuando fueron al establo, el oro había desaparecido del lugar. Entonces la mujer le comentó a un anciano lo sucedido y el hombre le dijo que ese oro era vigilado y custodiado por sus antiguos dueños para que nadie lo quisiera robar. Se decía que era para enseñar que “nadie puede tomar lo que no es suyo”.
La mujer siguió intentando tomar esa olla de oro, pero nunca pudo. Mientras tanto ella iba perdiendo cosas como su trabajo. Eran castigos de los que cuidaban el tesoro.
Después de tanto que perdió esta mujer, entendió que no debía tomar lo que no era suyo. Tenía que trabajar y seguir luchando para tener lo que ella quería.
Tomás Bustos, 1° B

El cactus.

El cactus.

Hace muchos años, vivían aborígenes llamados calchaquíes ubicados en Argentina, en la provincia de Tucumán. Uno de los tantos indios de la tribu se llamaba Kambú. Él era apuesto, de cabellera corta, un tanto musculoso y alto. Era el encargado de criar las llamas, junto a su hermano de alma Takín. También estaba su hermosa esposa Amaru.
Un día, Kambú salió a cazar con su arco y flecha. Por equivocación tiró una flecha hacia el lado en que estaba su tribu y le pegó en el pecho a su esposa. Fue poco lo que duró viva.
Él muy angustiado para olvidar lo ocurrido se fue hacia el desierto. Desolado, caminó y caminó sin ver un rumbo. Tras noches y días de luto, sed y hambre, Takín junto a otros aborígenes salieron en busca del joven pero no lo encontraron. Takín recorrió toda zona posible del desierto.
Una mañana, Takín dio un grito para avisar que había encontrado algo. Era la manta de Kambú sobre un cactus. Había muerto seco de tanto calor y sin haber tomado nada.
Florencia Cabrera, 1° A

La diosa Tipsy.

La diosa Tipsy.

Había una vez una chica que se llamaba Tipsy y era una diosa. Una vez tuvo que bajar a la Tierra con forma de un pavo real que representaba la paz porque había mucha guerra.. Ella observaba cómo se destruían y con sus plumas tan hermosas intentaba que se llevaran bien y que hubiera paz.
Pero las personas ni siquiera la habían visto, así que siguieron peleando y destruyendo todo.
Hasta que un día, mágicamente, comenzó a volar sobre ellos y todos dejaron de pelear para apreciar su belleza, sus plumas maravillosas. Como todos querían tenerla, se pusieron de acuerdo para atraparla y, en el último, segundo, cuando la estaban por atrapar, desapareció. En ese momento se dieron cuenta de que luchando destruían todo y no ganaban nada, y que juntos se lograban mejores cosas.
Abigaíl Oller, 1° B

La leyenda de los gatos.

La leyenda de los gatos.

Cuenta la leyenda que antes de que llegaran los españoles había muchos animales en una bella y angosta selva. En una linda torre habitaba una familia de muchos leones.
Una noche fresca, los leones se fueron a dormir. Al día siguiente, después de que terminaron de cazar, volvieron a su torre. Dos de los leones se fueron a cazar de vuelta.
En esa selva, pasaba un hombre llamado Francisco que entrenaba leones. Le pidió a unos compañeros que fueran a ayudarlo a atrapar leones.
Después de tres años, los leones, Francisco y sus amigos volvieron a las Provincias Unidas del Río de la Plata, al circo.
Una noche húmeda y de mucho calor, dos espectadores acariciaron a estos animales. Los dos leones estornudaron y de allí salieron cuatro gatitos muy lindos. Eran todos distintos y se llamaban Joaquín, Dalma, Facundo y Malena. Joaquín, el más lindo y travieso, tenía pelos rubios, naranja. Dalma era la más chiquita y su pelo era negro. Facundo salió gordo y con manchas negras en su pelaje blanco. Malena fue la gata más hermosa. Era chiquita, con pelaje negro y manchas marrones y negras.
Santiago Robledo, 1° B

Sanny y Zixcam.

Sanny y Zixcam.

Cuenta una leyenda aborigen que una chica llamada Sanny vivía a orillas del río Paraná. Ella, hermosa, de pelo rubio, ojos celestes, alta y con cuerpo esbelto, vivía con su padre llamado Félix que la cuidaba mucho. Ellos pertenecían a la tribu de los guaraníes. Sanny era muy responsable en sus tareas.
Un día, un chico llamado Zixcam, que pertenecía a un grupo de soldados españoles, fue a recorrer el lugar hasta que se encontró con Sanny. Se miraron y Sanny le preguntó:
-¿Cómo te llamas?
-Yo Zixcam, ¿y tú?
-Me llamo Sanny, fue un gusto conocerte –dijo la muchacha y se fue enamorada de él a su choza, con Félix.
Al día siguiente se volvieron a encontrar y se besaron. Ellos se pusieron en pareja. Su padre Félix se enteró y se puso muy feliz, aceptando a Zixcam.
A Sanny le gustaban las estrellas igual que a Zixcam y como se amaban mucho, le pidieron a un mago llamado Kiki que, pase lo que pase, siempre los mantuviera juntos.
Zixcam llevaba a Sanny a pasear por las playas del Paraná haciéndola feliz.. Sanny le preparó una caja de bombones, caramelos y chocolates.
Félix murió de un paro cardíaco haciendo que Sanny derramara un llanto apenado.
Después de cincuenta años, Zixcam y Sanny murieron y se convirtieron en dos relucientes estrellas colgando en las noches.
Dicen que si ves las dos estrellas de Sanny y Zixcam es porque vas a conocer a una mujer u hombre y vas a tener un amor incondicional.
Facundo Vélez, 1° B

Todo a oídos de Pandora.

Todo a oídos de Pandora.

Hace ciento veintiocho años, en la selva amazónica, sobre la orilla del río Amazonas, estaba asentado un pueblo en el que todos se mantenían en silencio porque corría el rumor desde los ancestros que en los alrededores del pueblo había una criatura extremadamente rara que tenía orejas triangulares, garras largas, dientes gigantes y filosos, los huesos sobresaliendo de la piel verde y marrón con los que se camuflaba en los yuyos. Este fenómeno raro tenía los oídos muy agudos por lo que escuchaba cualquier cosa a más de diez cuadras. Daba tanto miedo que los habitantes del pueblo apagaban las fogatas que iluminaban los caminos para que el monstruo no entrara.
Una tarde nublada, los pueblerinos fueron a hacer su trabajo de todos los días, cortar árboles. Era un trabajo muy arriesgado ya que podían cortar un árbol cada dos horas para no alertar al monstruo al que todos llamaban Pandora.
La jornada iba bien hasta que un novato empezó a cortar un tronco del que salían tres ramas y no se dio cuenta de que al cortar uno caían todos. De repente se sintió el boom haciendo eco en todo el pueblo y se escucharon los gritos y aullidos de la criatura ¡¡¡El ruido lo había despertado!!!!!
Los trabajadores empezaron a correr hasta que llegaron al pueblo y le avisaron a toda la gente. Las abuelas del pueblo se reunieron y se sentaron en la tierra a rezar al dios Amazón para que los protegiera de todo mal.
Con el monstruo dentro del pueblo, todos se unieron a las abuelas y, finalizando la oración, bajó una luz del cielo que iluminó completamente el cuerpo del monstruo. Al irse la luz, para el alivio del pueblo, había desaparecido completamente dejando a la gente del pueblo en paz.
Lucas Budding, 1° A

domingo, 19 de junio de 2016

El gran discurso.

El gran discurso

Eran las 6 de la tarde. La plaza de mayo estaba llena de gente, cámaras y grabadoras. Allí estaba Estela de Carlotto con sus 85 años y su típico pelo rubio bastante ondulado. Estaba sobre una tarima frente a un micrófono a punto de dar un gran discurso hacia una plaza repleta de gente.
—Buenas tardes a todos los presentes. Como quizá muchos aquí ya saben, después de tanto esfuerzo juntos y meses de trabajo continuo pudimos encontrar al nieto número 119 –dijo con una sonrisa-. Estamos tan orgullosos de cada persona que nos ayuda, sea personalmente o por nuestra página de internet, ya que si todos ponemos si quiera un mínimo granito de arena podemos cambiar todo esto y ayudar a tantas familias que aún buscan a alguien –comenzó a disminuir su sonrisa dejando a la vista unos ojos tristes-. Obviamente, esto aún no ha terminado, ya que nos faltan 381 nietos por encontrar –suspiró- ¿Se imaginan esa cantidad de pequeños? Aunque ahora ya deben rondar entre los 35 y 40 años. Algunos morenos, otros rubios, hasta colorados podría decir. Todos ellos sin su verdadera identidad. ¿No pueden si quiera pensarlo, verdad? Por ejemplo, imaginen esta plaza totalmente repleta de las familias de las 381 personas afectadas. Sus madres, padres, hermanos, tíos, primos, abuelos, sobrinos, cuñados. Todos aquí presentes ¿Es una locura cierto? Esta plaza tiene casi 20.000 m², es muchísimo, y a pesar de eso estaría repleta. Todos los integrantes de cada familia unidos por una misma causa: lograr que se cumpla el derecho a una identidad –levantó su tono de voz-. Y por cada una de esas familias yo juro que vamos a luchar hasta encontrar cada nieto robado en esa horrible época y a devolverles su verdadera identidad.
Comenzaron todos a aplaudir, algunos con ojos llorosos, otros furiosos por la indignación, cada uno con sus emociones. Pero nunca dejando de pensar en dichas personas que ahora no conocen nada de su verdadera esencia y quién sabe si algún día lo harán. Aunque, como dicen, la esperanza es lo último que se pierde.

Rocío Ramos
Jazmín Valdivia
Sexto A.

¿Qué sucede en Corea del Norte?

¿Qué sucede en Corea del Norte?

Era un día como cualquier otro, estaba publicando fotos y viendo videos en YouTube como todos los días, pero en eso un título llamó mi atención: “¿Qué pasa en Corea Del Norte?”
Comencé a ver los 8 minutos que duraba el video y descubrí que desde hace 70 años los habitantes de ese país viven bajo una dictadura, sin que se respeten sus derechos, ni siquiera su libertad, uno de los más importantes. Ellos no pueden expresarse libremente (y, encima, les lavan el cerebro desde pequeños), ni pueden elegir la forma de vestir o de peinarse, en donde la más mínima falta de respeto es sentencia de muerte para ti, tus padres, hijos y nietos. El único país donde es penado hacer una llamada internacional. ¡No podía creer lo que estaba escuchando en ese video! Era algo completamente ilógico e irreal, una pesadilla para cualquier ser humano que más de 24.450.000 personas aterrorizadas vivan en aquel lugar y solo alrededor de 23.000 hayan logrado escapar. Pero, ¿cuánto es esa cifra realmente? Esa pregunta estuvo en mi cabeza todo el día, por lo tanto decidí investigar un poco más.
Agarré mi computadora con la intención de sacar cuentas. Observé primeramente los barrios de la provincia de Córdoba y pude averiguar que en Alta Córdoba hay 34.828 personas; en Alberdi, 31.594 y en Alto Verde, 5.218. En conclusión, los barrios tienen de 5.000 a 31.000 personas, pero ni juntando a todos llegué al número de gente que sufre en Corea del Norte, así que decidí fijarme en la población total del país argentino y en el resto de las provincias.
Si comparamos la población de Argentina, que posee 41.450.000 habitantes, con la de Corea del Norte, que posee 24.450.000 personas, podríamos decir que un poco más de la mitad de la población del país argentino estaría totalmente privada de derechos. Ya que la población total de nuestro país supera a la de Corea del Norte, me fijé en la cantidad de personas que hay en las provincias de Argentina y pude ver que en Buenos Aires hay 16.660.000 personas; en Córdoba, 3.066.801; en Santa Fe, 3.005.041; en Mendoza, 1.880.000 y en Tucumán, 1.448.000. Finalmente con ellas pude llegar al número estimado. Como conclusión pude constatar que aproximadamente cinco provincias completas estarían en tal deplorable condición. Las 23.000 personas que lograrían escapar con vida serían el equivalente a un solo barrio de la provincia de Córdoba. ¡Imagínate, un solo un barrio de una sola provincia!


Integrantes del grupo: Vanesa Voget, Melisa León y Joaquín Pérez.  Sexto A.

Los recuerdos quedan en la memoria.

Los recuerdos quedan en la memoria.
Estábamos ambos sentados en una plaza como todos los jueves. Jamás me había preguntado en tantos años lo que había ocurrido en Chile en el año 78 y fue en ese momento en el que me dijo:
Sé que no es un tema fácil, pero creo que tenemos la confianza suficiente como para que te pregunte.
Sí, amigo, preguntame -le dije.
Sé que los años que viviste en Chile no fueron buenos en tu vida, es por eso que decidí investigar y voy a necesitar que me cuentes lo que te ocurrió.
Amigo, es una etapa de mi vida que he decidido borrar, los culpables tarde o temprano van a pagar.
Bueno, pero yo necesito que me cuentes.
Lo que sí te puedo contar es que fui una víctima más, al igual que otras 40.000 personas más.
40.000 es un número bastante grande y sabés que con los números no soy muy bueno.
Entonces vamos a hacer una cosa, te vas a imaginar una cancha, dije una cancha porque sé que el fútbol es tu deporte favorito. Sabemos que está compuesta por dos plateas y dos populares. Vamos a imaginarnos la cantidad de butacas que contiene una platea y las que contiene una de las populares. Si logramos llenar todos esos espacios te vas a dar cuenta de que ya tenemos 35.000 butacas. Ahora vamos a enfocarnos solo en la cuarta parte de la segunda platea con sus respectivas butacas y por fin llegamos a la cifra de 40.000. ¿Mucho, no?
La verdad, es una cifra muy grande. Teniendo este dato voy a comenzar mi investigación.
Espero que te haya sido útil y que sepas disculparme por lo que no quise recordar.
No, amigo, no hay ningún problema, respeto tu decisión.


Agustina González
Gino Robledo
Sexto A.

EL VALOR DE LAS PERSONAS QUE NOS RODEAN.

EL VALOR DE LAS PERSONAS QUE NOS RODEAN

Me levanté sobre la hora, como cualquier otro día para ir a la facultad, cada vez con menos ganas.

Mis padres se molestaban por mi falta de interés y discutimos como siempre. Ya se me hacía tarde así que me cambie rápido y salí.

Fui hasta la parada, subí al colectivo y me senté en los asientos del fondo como de costumbre. Tres paradas después se subió una señora, con un aspecto muy raro y a la vez se la veía triste. Ella avanzó y se sentó a mi lado.

De repente la mujer comenzó a llorar, fue un momento incómodo, pero me atreví a preguntarle lo que le sucedía. Me miró fijamente con sus ojos llenos de lágrimas y dijo:

— ¿Te imaginás la cantidad de personas desaparecidas en la dictadura militar?

La miré con cara de susto y ella comenzó a subir la voz:

— ¿Te imaginás treinta mil personas desaparecidas? Es como si Jesús María dejara de existir y fuese un lugar desierto, ¿Te lo imaginás?

— No, no lo imagino- Respondí con voz muy baja.

—¿Te imaginás más de nueve mil hogares con familias dentro y que ya no estén más?

Comencé a llorar con solo imaginarlo. Me miró fijamente y dijo:

—¿Te imaginás que alguien que quieras mucho viviese allí y de un día para el otro ya no esté más? -Corrió la mirada y murmurando continuó- Nadie me puede devolver a mi padre ya, pero ojalá vos y todos los jóvenes de ahora los valoren siempre y no cuando ya no los tengan.

Se levantó y bajó rápido del colectivo. Me quedé pensando todo el viaje en que capaz no valoraba todo lo que tenía.

Desde ese día cambié por completo, iba cada vez con más motivación a la facultad y valoraba cada cosa que mis padres hacían por mí. Hasta el día de hoy sigo deseando encontrar de nuevo a esa mujer, solo para darle las gracias por hacerme ver la vida desde otro lugar.


Sofía Ceballos

Yamila Vidal

Sexto A.

Una Noche Loca.

Una Noche Loca.

Estaba reunido junto a mis amigos un sábado por la noche, como era de costumbre ya, comiendo y bebiendo, hablando de la vida.
Luego de varias rondas de tragos, se nos acabó la bebida y no teníamos más opción que salir en busca de algún lugar donde poder comprar. Caminamos y caminamos sin éxito, sin poder conseguir nuestro tan anhelado alcohol.
Después de haber recorrido casi 18 cuadras, cruzamos un grupo de jóvenes, al cual le comentamos nuestro problema (esperanzados en encontrar un sitio donde abastecernos). Sin hablar y haciendo un gesto señalando hacia un pasaje, uno de ellos nos indicó el camino. Muy alegres nos dirigimos hacia allá y, luego de cruzar un estrecho pasaje, dimos con un hombre de aspecto sombrío, como si estuviese de guardia. Nos acercamos a hablar con él.
-¿Puedo comprar bebidas aquí?
-Sí.
-Gracias.
-Bebidas y algo más… -dijo susurrando, casi riendo.
Al entrar fue tal nuestra sorpresa que quedamos en shock. Era un prostíbulo, más conocido como un antro. Tras la fatiga de haber transitado tanto, más el efecto del alcohol, decidimos quedarnos.
Cuando la noche se encontraba en su máximo esplendor ocurrió algo inesperado. Decenas de uniformados arremetían contra el lugar en el que nos encontrábamos. Como era de esperar, terminamos en la comisaría.
-¿Sabían que en este lugar de mala muerte, hay trata de personas?
-No señor, es la primera vez que vamos.
-Argentina tiene treinta y cinco mil trecientos sesenta y ocho víctimas a causa de la trata en el país, siendo uno de los primeros en la lista (ocupa el puesto n° 4).
-Para que puedan darse cuenta, imaginen que esas personas ocuparían más de la mitad del estadio M. Kempes -comentó otro policía.
Aprendimos la lección y nos dejaron ir sin haber levantado cargos contra nosotros.


José Cardella
David Pian
Matías Piñero
Sexto A.

Capítulo Final: Escapando del Infierno.

Capítulo Final: Escapando del Infierno


Transcurría el año 1976, estaba tranquilo disfrutando unos de mis placeres más profundos, leer libros de mis autores favoritos: Marx, Engels, Martí, Freire, etc. Después de escuchar gritos salí de la casa para ver qué sucedía. Había llegado la dictadura a la Argentina. Los militares realizaban acciones horribles, difíciles de digerir. Vi tantas personas asesinadas por intentar huir de ellos. Vi a estos militares entrando casa por casa, robando todo lo que se encontraba dentro, sobre todo se llevaban libros y vinilos de música. Cuando me di cuenta ya habían vaciado mi casa.
Yo no me quedé con los brazos cruzados, fui a buscar a esos malditos para que me devolvieran mis pertenencias, pero solo logré que me detuvieran. Les pregunté a gritos:
  • ¿A dónde me llevan?
Ya lo verás- me respondieron con una sonrisa un poco retorcida.
Al llegar al destino vi cómo quemaban libros, sentí como si me consumiera desde el interior de mi corazón por un fuego eterno y voraz. Para terminar, me golpearon en la cabeza con la culata de un arma y caí al suelo. Desperté con los ojos entreabiertos y logré escuchar cómo me iban a ejecutar, pero justo llegó otro militar, que me parecía conocido, diciendo que no me mataran porque yo era un amigo suyo o algo así y volví a quedar inconsciente.
No sé cuántos días estuve sin abrir los ojos. Me levanté asustado en una celda llena de barro, con un olor desagradable que apenas podía aguantar. Tenía un pequeño agujero en la pared tapado con rejas, en donde se podía apreciar una pequeña porción de la luz del sol. No podía hacer otra cosa más que quedarme sentado y mirar el techo.
Después de unos cuantos días los militares encerraron a otra persona. Se notaba que estaba cansado y golpeado. No se me ocurrió otra cosa más que hablar con el prisionero, que resultó ser un militar un poco grande, que no había accedido a matar a una mujer embarazada y había terminado en esa mugrienta celda conmigo, pero no me dirigió la palabra.
Pasaron un par de semanas y volví a tratar de entablar una conversación con él, pero volvió a pasar lo mismo, no quería hablar conmigo. Yo me estaba volviendo completamente loco por no poder hablar o interactuar con otras personas. En una oportunidad, un poco desinteresado y sin razón aparente, me preguntó:
— ¿Sos consciente de la maldad que están cometiendo los militares allá afuera?
Cuando me metieron acá, había unos pocos secuestrados o asesinados, pero lo que nunca me voy a olvidar son todos los libros que quemaron -respondí.
¿Te encantan los libros, verdad? Ja, ja, ja -dijo con una voz un poco ronca-. Por lo que sé, hasta ahora quemaron 1.500.000 libros. ¿Podrías imaginar esa cantidad?
Realmente no, me cuesta mucho.
Imaginate cubrir 661 veces el obelisco, haciendo pilas con estos libros.
¡GUAU! Es una barbaridad -exclamé-, no lo puedo creer.
También me habló de otras cuestiones más sangrientas y me pidió que lo mantuviera en secreto para que los militares no se enteran de todo lo que él sabía. Después de lo que me contó, comencé a sentirme mal y también me llené de furia. Empecé a insultar, maldecir y a golpear todo lo que tenía a mi alcance. Saqué la peor parte de mí por unos segundos y luego me fui a dormir para relajarme un poco.
Ya habían pasado cinco años desde que habíamos llegado allí. No tuvimos otra opción que hacernos amigos. A decir verdad, a pesar de la buena relación que teníamos, no me caía tan bien, ya que no tenía muchos temas de conversación interesantes. Sin embargo, en una ocasión me contó que había hecho un túnel para lograr escapar y cuando lo terminase obtendría su libertad o, en el mejor de los casos, nuestra libertad.
Pasó otro año y a este militar no le quedaba más de una semana de vida, lo sabíamos por lo que se había estado diciendo últimamente en esos oscuros pasillos. Cumplida esta semana llegó la hora de su muerte y vi cómo lo sacaban de su celda para llevarlo al campo de ejecución, mientras gritaba:
¡Yo me voy con la conciencia limpia! ¡LA CONCIENCIA LIMPIA!
Ese fue el momento justo para mi escape. Pasé toda la noche en mi celda cavando para lograr irme de ese infierno. Ese túnel conducía a la parte de atrás de la prisión, que se encontraba completamente desolada. Escapé y corrí con un miedo interior que se apoderaba de mí. Recuerdo la sirena de los patrulleros y los disparos, pero no me atreví a mirar hacia atrás. Tuve mucha suerte de que no me atraparan o, peor, que me asesinaran. Solo faltaba ocultarme por un buen tiempo hasta que decidieran dejar de buscarme. Planeaba irme de este país a uno más tranquilo.
Han pasado varios años. No sé cuántos en realidad, pero eso realmente no me importa, porque tengo una nueva vida llena de felicidad con mi esposa e hija. Hoy me levanté temprano, tomé mis cosas y me dirigí a la editorial donde trabajo desde que me vine a Uruguay. Allí fue donde me enteré de que en Argentina había vuelto la democracia hacía ya un tiempo. Yo no estaba enterado de esto, ya que soy un hombre que vive sentado en su escritorio rodeado por cuatro paredes casi todo el día y no sabe nada sobre actualidad extranjera. Mi jefe, por otra parte, sí estaba enterado de esto y, como sabía que venía de allí, me preguntó si me gustaría volver. Yo le dije que no, ya que no soportaría ir al lugar donde me quitaron lo que más amo…LEER.


SANTIAGO CASAS NAVARRO.
LUIS RODRIGUEZ.
LUCIANO ADAUTO.
6º “A”, IPEM Nº35 “RICARDO ROJAS”.

sábado, 11 de junio de 2016

La leyenda de Victoria Regia.

La leyenda de Victoria Regia.

Se dice que en el año 1852, en Buenos Aires, vivía una joven llamada Victoria Regia. Ella era muy tranquila, buena, de pequeña altura y una cabellera larga. Sus padres querían lo mejor para ella, por eso buscaban a alguien para que se casara con ella. La jovencita era muy nombrada, reconocida por su forma de ser y su familia.
A la muchacha le gustaba salir a leer las tardes de primavera a las orillas de un río donde crecían unas bellas flores.
Un día sus tutores encontraron a alguien que quería la mano de Victoria para casarse. El muchacho se llamaba Bartolomé. Era educado, refinado, valiente, alto, fuerte y serio.
Cuando Victoria se enteró de la noticia de que se iba a casar con ese joven, su cara alegre y dulce pasó a ser de amargura y tristeza.
En esos días, Victoria estaba a orillas del río y pidió un deseo: “Desearía poder ser feliz”. Esa tarde estuvo leyendo y observando esas flores maravillosas en el río. Vio algo en el fondo de aquellas aguas y no sabía qué era. En ese momento, se metió al agua, pero no había nada. Por desgracia la joven se enredó con la raíz de un árbol, no pudo salir de allí y falleció porque se ahogó. Al instante, ella se convirtió en una de aquellas flores: Victoria Regia.

Jazmín Adauto, 1° A

Leyenda de la tribu Thu.

Leyenda de la tribu Thu.

Apenas comenzaban los primeros fríos, en la templada región donde habitaban los tehuelches, un cacique ordenó el comienzo de un viaje a un lugar más templado. Tal fue la sorpresa de la tribu cuando una anciana llamada Koonek, la que curaba a los enfermos y anticipaba con su sabiduría los males, no quiso emprender el viaje.
Después de insistir varias veces la tribu, decidieron dejarle agua y comida y emprendieron su viaje.
Un día, cuando ya se terminaron sus alimentos, ya llegando la primavera, aparecieron algunos pájaros y ella los reprendió porque la habían dejado sola. Los pájaros le contestaron:
-Si nos quedábamos, nos hubiéramos muerto de hambre y frío.
Ella respondió:
-El próximo invierno tendrán comida y refugio, y cerrando los ojos la anciana se convirtió en un arbusto espinoso y con frutos que nacían en otoño.

Verónica Rico, 1° A

El sauce llorón.

El sauce llorón.

Hace más de dos mil años, en Asia, existía una hermosa joven llamada María que tenía una cabellera larga hasta las rodillas de color negro. Ella tenía un hijo llamado Jorge. A él le gustaba muchísimo andar por los árboles, pero su madre no lo dejaba alejarse de la tribu janajuá. El padre de la joven era el líder. Él quería demasiado a su nieto, pero al niño no le agradaba que su abuelo anduviera detrás de él todos los días.
Ya pasados dieciséis años, Jorge decidió enfrentar a su madre y abuelo. Los juntó y les dijo:
-Saben que yo los amo pero necesito que me dejen crecer, ya no soy un niño.
El joven recibió una respuesta inesperada de su abuelo:
-Tú no eres un adulto, no sólo porque tengas diecinueve años eres mayor.
Y el joven respondió:
-Sí, lo soy. Ya puedo cuidarme solo, pasé prácticamente toda mi vida así.
La madre callada, escuchando la pelea no tuvo otra posición que decirle a su hijo que se alejara. Jorge sorprendido rompió en llanto y se fue corriendo al bosque. Sintiéndose enojado, abatido y triste, se subió a la copa de un árbol ya que esto lo hacía feliz. Escuchó un ruido y vio a su mamá y a su abuelo llegar. Tratando de bajar para pedirles perdón, se resbaló y cayó muerto al piso. La joven madre vio todo, se sintió desconcertada, fue corriendo hacia su hijo, llorando y tratando de revivirlo, pero fue inútil.
Pasaron los días, semanas y meses, la madre siguió yendo al lugar del accidente y se quedaba llorando por horas.
Un día se quedó dormida, sufriendo con los brazos extendidos. Desde ese entonces, nunca más despertó, pues se convirtió en un árbol al cual llamaron “sauce llorón”.

Agustina Vilchez, 1° A

El mal de Barbacoa.

El mal de Barbacoa

Hace miles de años, en un pueblo cercano a la India, habitaba un anciano llamado Barbacoa que tenía una barba muy larga.
Un día se cortó el dedo cocinando. Como no tenía nada para limpiarse, se pasó la mano por la barba, siguió cocinando y a la hora le cicatrizó. Hasta que se dio cuenta de que con su barba podía curarse las heridas. Entonces le contó a todo el pueblo pero nadie le creía.
Un día llegó una señora y le dijo:
-¿Usted es el señor Barbacoa?
-Sí, soy yo. ¿Qué necesita? –respondió él.
-Lo que pasa es que me corté mi pierna y me dijeron que usted curaba heridas. ¿Me podría curar?
-Sí, cortaré un poco de mi barba y le curaré su herida.
La señora salió corriendo contenta a contarle a todo el pueblo y así le creyeron. Cada vez que alguien tenía un accidente, lo iba a buscar y le cortaba un pelo de su barba para curar sus heridas.
Un año después Barbacoa se dio cuenta de que no tenía más barba y empezó a disminuir su altura. Entonces se convirtió en un duende.

Delfina Mancini, 1° B


La leyenda de las nubes.

La leyenda de las nubes.

Allá por el año 1415, antes de la era hispánica, vivía la tribu de los guaraníes. Dentro de la tribu se encontraba Kenio, el único hijo del cacique. Él era un hombre muy responsable, alegre, apuesto, de cabellera larga y negra, muy fuerte y alto.
Unos años después, Kenio y su papá, fueron a un combate porque otras tribus querían usurpar su territorio. Entonces el cacique mandó a Kenio y a otros guaraníes a matar al cacique de la otra tribu. Así los otros se arrodillarían a sus pies.
Pero no todo salió como estaba planeado. De los quince guaraníes quedaron vivos tres, entre ellos Kenio que estaba gravemente herido..
Días después del combate, Kenio y el cacique fueron hasta la choza del brujo de la tribu. Él se llamaba Kaructica y predijo que la persona que más amaba en el mundo moriría de una grave herida y que se convertiría en lo que más anhelaba.
Semanas después, Kenio estaba descansando muy pacíficamente, cuando de pronto sintió un fuerte dolor en la herida que conservaba desde el regreso del combate. Tan fuerte fue el dolor que el hijo del cacique se cayó y rápidamente sus primos lo llevaron al curandero del pueblo. Este dijo que la herida estaba muy infectada y que no le quedaba mucho tiempo. Su padre habló con su hijo casi muerto:
-Hijo querido, he hablado con el curandero y me comentó que te queda muy poco tiempo de vida.
-Sí, papá, sabes que te extrañaré mucho, pero quiero que me prometas que no sufrirás por mí porque yo estaré muy bien a donde sea que esté.
-Tú sabes que te extrañaré y sabes que te amo.
-Papá, llegó la hora, siempre que te sientas solo mira arriba, siempre estaré allí para apoyarte.
Así finalizó la charla y luego Kenio murió. Su padre preparó su cuerpo para el ritual de la quema. Cuando lo quemaron, sus cenizas volaron hacia el cielo y se convirtieron en una nube blanca como la leche.

Bianca Rodríguez, 1° A

El arcoíris y el sol.

El arcoíris y el sol.

Hace siglos, en un pequeño pueblo, el sol se había desvanecido por causa de un gnomo malhumorado que experimentaba hacer hechizos muy raros en una fuente de oro.
Ocurrida la tragedia, el gnomo había descubierto la fórmula del arcoíris, pero no estaba satisfecho de ella por la falta de brillo.
Pasaron días, semanas y años hasta descubrir la fórmula. Al hacerlo, el arcoíris tenía tanto brillo que empezó a crecer hasta llegar al sol. Ambos se desvanecieron sin parar.
El gnomo desanimado por esta razón no quiso volver a hacer un hechizo. De pronto, llegó una pequeña niña y le dijo:
-Tú puedes hacer cosas maravillosas y es tu don. Entonces puedes remediar esto.
El problema se resolvió después de un tiempo y todo volvió a la normalidad. Es por eso que hoy en día el sol brilla como una fuente de oro dándole un reflejo al arcoíris.

Sofía Gallo, 1° B

La leyenda del árbol.

La leyenda del árbol.

Cuenta la leyenda que hace muchos años en un país lejano había un cazador que todos los días salía en busca de alimentos para su familia.
Había algo que siempre le llamaba la atención, era que para el lado que saliera siempre se encontraba con un mismo árbol. Un día se paró al pie de este y le preguntó:
-¿Estás vivo? ¿Me estás siguiendo?
A lo que el árbol respondió:
-Sí, vengo huyendo de los leñadores y veo en ti un hombre bueno que puede protegerme para que no me despedacen.
-Bueno –le contestó el cazador, pero le advirtió que no siempre salía de su casa y le iba a ser imposible cuidarlo. Luego, se fue rumbo a su cabaña.
Al otro día, cuando se levantó, fue grande su sorpresa: el árbol estaba en su patio pidiéndole quedarse. El cazador y su familia decidieron aceptar. Así formaría parte de ellos y se sentiría cuidado para siempre.

Dalma Díaz, 1° B

miércoles, 8 de junio de 2016

Análisis “Hombres necios”, de Sor Juana Inés de la Cruz.

Análisis “Hombres necios”, de Sor Juana Inés de la Cruz

REDONDILLAS, esta justificando el por qué existen mujeres que engañan, y al mismo tiempo explica quien es realmente el que tiene la culpa de que hayan ciertas damas con tal comportamiento.
En sus líneas expresa con ciertas palabras sutiles que si una mujer tiene un comportamiento serio, es ingrata y si es todo lo contario es liviana, es decir fácil.

Entonces ella manipula el contenido describiendo los defectos que los hombres tienen, porque ellos mismos dan la pauta, tienen un pensamiento equivocado de las mujeres, afirmando que tienen que aceptarnos tal como somos, sin juzgarnos, solamente querernos mucho.
Las ideas que defiende es que la mujer es pura, inocente, con sentimientos morales que le han inculcado desde su niñez, y que actúa siempre pensando con la cabeza y no con el corazón, sin embargo el hombre viene le dice o le endulza el oído con palabras bonitas y la convence para que acepte esa relación que finalmente le traerá malas consecuencias. Con el tiempo se le va a criticar por haber aceptado y se le va a señalar de fácil y de ser una mujer sin escrúpulos, mientras que el hombre no tiene nada que perder, al contrario solamente que ganar.

Es por eso que ella como mujer defiende a su sexo, porque tiene razones y argumentos que afirman que la culpa no es nuestra, y ataca la actitud de los hombres: egoista, infiel, mentiroso, porque son los que tiran la piedra y esconden la mano.
El amoroso tormento que presenta la voz poética en la primera estrofa es erótico, pues habla de que la mujer es acusada por el hombre sin ellos darse cuenta de que ellos mismos han causado los pecados de la mujer. La autora lo escribe en un tono molesto y se entiende como que el hombre no cae en cuenta de que las acusaciones a la mujer por parte de ellos son, muchas veces, absurdas ya que la mayoría ellos las provocan.

El amoroso tormento de la voz poética es que ella reclama al hombre que acusan a la mujer sin darse cuenta que ellos mismos han causado los pecados de la mujer ya que, la mayoría de las veces, ellos piden el amor de la mujer y esta lo rechaza por que no es amor sentimental, si no, carnal. Ellos quieren que sean puras, pero las llevan a la impureza. Después de tanto insistir, y ellas acceden, se comportan como santos y culpan a la mujer de rapidita y deshonesta. La autora hace una comparación entre el comportamiento del hombre y el niño y también reprime que el hombre para pasar el rato, buscan a una rapidita (Thais), pero, para casarse buscan a la buena y pura (Lucrecia).Los hombres reclaman que la mujer debe ser como un espejo, virtuosa y virgen, pero este ensucia el espejo de la mujer cuando la hace pecar, el hombre se queja si la mujer lo rechaza, pero también se burla de ella si tienen relaciones. La que mas cuida su honor es ingrata y si se entrega al hombre es liviana. La autora hace énfasis en que el hombre se queje todo lo que quiera pero es mejor ser pura, entiende que la insistencia del hombre hace que la mujer peque y luego de tener sexo con ellas ya no son buenas.

El mérito excepcional de sor Juana consiste en hacer del arte una expresión de su ser y de la relación que establece con el mundo en que vive; para ello se auxilia de la poesía comúnmente llamada lírica en su sentido más estricto, asociando la expresión de lo personal a la tendencia filosófica o a la expresión satírica.

Sor Juana Inés tiende a fundir lo intelectual con lo emotivo, matizando conceptos de: inquietud, ansiedad, incertidumbre, placeres y amarguras con la necesidad de conocimientos.
Sor Juana Inés de la Cruz escribe redondillas junto a otras formas de poesía como sonetos, romances, décimas y liras, endechas, glosas, quintillas, ovillejos amorosos, religiosos, filosóficos y satíricos, numerosos romances y villancicos.

Hombres necios que acusáis... es una redondilla que está compuesta por diecisiete estrofas de cuatro versos octosílabos cada una. La rima es asonante dispuesta del siguiente modo: ABBA. El tema del poema es la crítica a la actitud del hombre frente a la mujer. Los hombres rechazan a las mujeres que comenten pecado carnal tanto como las que muestran una actitud casta al entregarse al acto sexual.
Sor Juana acusa al hombre de ser partícipe y causa de los pecados femeninos desde la primera estrofa. En una pregunta que encierra el tema de la redondilla exclama el yo poético: “¿por qué quereis que obren bien si las incitáis al mal?”#.

Como expresión barroca, es necesario aclarar que durante este periodo la literatura sintetizó su producción en dos corrientes: el culteranismo y el conceptismo. Sor Juana Inés de la Cruz permite analizar en su obra las características de las dos corrientes. La Real Academia Española, en su Diccionario, dice que el culteranismo "consiste en no expresar con naturalidad y sencillez los conceptos, sino falsa y amaneradamente por medio de voces peregrinas, giros rebuscados y violentos y estilo oscuro y afectado". La corriente tiene características especiales sobre el uso del lenguaje: El léxico se renueva, el vocabulario se enriquece por la introducción de innumerables términos no usados hasta entonces. Tales términos son tomados del latín principalmente. En la redondilla analizada de Sor Juana , por ejemplo, introduce la palabra denuedo# en la estrofa cuarta que habla de la valentía del hombre que parece loco al tentar a la mujer y luego levantar quejas sobre lo que ella se atreve a hacer. Esto último es expresado a través de una metáfora en los dos últimos versos: “Parecer quiere el denuedo

de vuestro parecer loco
el niño que pone el coco
y luego le tiene miedo”.
Las alusiones mitológicas son recurrentes. Con el renacimiento, dioses, ninfas, héroes, y toda clase de personajes del mundo grecolatino invaden la lírica y estas expresiones continúan vivas durante el barroco. En Sor Juana, dos son los personajes del mundo griego y romano que, aunque son humanas, representan la cosmovisión de estos pueblos: Thais y Lucrecia. La primera representa el pecado, la tentación de la carne y el libertinaje que se vive durante las fiestas y banquetes. La segunda, representa la castidad, la bondad, la hermosura y el recato.

Para pretender, los hombres pretenden a mujeres como Thais, pero a la hora del compromiso, una mujer como Lucrecia es lo que eligen. Sor Juana manifiesta su disconformidad con estas actitudes al reiterar la palabra “necios” para llamar a los hombres:
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia”.
La metáfora es muy utilizada. Los culteranos se refieren a la poesía estrictamente literaria, que consiste en trasladar un término de su primera y más directa significación a otra que no es suya propia. En el ejemplo que a continuación se ofrece, el espejo es símbolo de la virtud de la mujer: su virginidad:
¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo,
y siente que no esté claro?”
desde la séptima estrofa y hasta la novena reitera que es igual la actitud de los hombres ante mujeres que acceden al “favor” o demuestran “desdén” y el yo poético se muestra quejumbroso del empeño masculino es quejarse si se los trata mal o burlarse si se los quiere bien. Así lo escribió Sor Juana:
Con el favor y desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.

¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?”

En la décima estrofa el yo poético insiste en que la mujer que rechaza ofende al hombre pero la que lo acepta es fácil. Los hombre se enojan pero son los que hacen que la mujer sea “liviana”.
Con esta adjetivación continua la siguiente estrofa:

Son las mujeres livianas quienes causan enfado. Las que rechazan a los hombres causan pena. Son ellos quienes se quejan pero es preferible que la mujer rechace al hombre. Ellas son mejores si continúan puras:

Mas, entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas”.

En la estrofa décimo segunda, el yo poético culpa al hombre por rogar a la mujer que se entregue al sexo. Ella es la que cae rogada en una pasión errada ante el que ruega de caído.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?”
Esta pregunta se intensifica en los siguientes ocho versos. Es retórica, pretende culpar al hombre por los pecados cometidos:

¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?”
Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis”.

Se solicita que el hombre sea quien deje de pedir “favores” a las mujeres para que pueda ser castigada con razón aquella que busque amores y solicite a los hombres.
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar”.
El hombre es pecador, y fundada es la opinión del yo poético que afirma que la arrogancia lleva con promesas a juntar los pecados (mencionados a través del diablo), el amor carnal (la carne) y las banalidades (en el mundo).

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo”.

El lirismo refleja el drama de su vida y su entorno social. El marco de la poesía que hace es la sociedad colonial mexicana en que vive. Sus figuras: damas, caballeros, letrados, estudiantes, pastores o indios, generalmente aparecen envueltos en su fino lirismo sin perder en ningún momento el significado y carácter social de la clase a la que pertenecen. Esto se aprecia maravillosamente en su poesía eminentemente romántica donde emplea modos de expresión de su época, dándole tratamiento al amor de tres maneras diferentes: Como íntima experiencia personal, como asunto de fino examen psicológico, o como tema que propicia el juego de conceptos o puramente satírico.

Esta variedad de formas de abordar el amor nos descubre la diversidad de sus aptitudes poéticas, la multiplicidad de su personalidad, de su inteligencia, de su espiritualidad vivaz e ingeniosa que se complace en el análisis de conceptos y observaciones psicológicas; así como en los ejercicios de la argumentación.