martes, 25 de octubre de 2016

Mi cicatriz.



Un día, cuando estaba en el colegio haciendo educación física, realizábamos un juego con mis compañeros: el ladrón y el policía.
Mientras corríamos, sin querer me tropecé y me caí de cara al piso, abriéndome la pera. Cuando me levanté me di cuenta de que en ella tenía piedras pequeñas y caía mucha sangre; la herida estaba infectada. La directora tuvo que comunicarse con mi mamá y el médico.
Al pasar diez minutos llegó la ambulancia con los médicos de urgencia. Me revisaron y uno de ellos me empezó a preguntar:
¿Cómo te lastimaste? ¿Qué estabas haciendo?
Estaba jugando con mis amigos y me tropecé –respondí.
¿Te duele mucho?
No, no me duele.
¡Excelente! Ahora te voy a coser la pera para cerrar la herida y te daré antibióticos.
Al pasar los días fui con mi mamá al hospital “Casa Cuna” y ella dijo: “Me gusta la atención que te están brindando”. Yo le dije que a mí también me gustaba. Nos atendieron, me quitaron los puntos y con el pasar del tiempo se me cicatrizó.
A mi hermana y a mí nuestro padre nos habló sobre el peligro de golpearse, para que tengamos más cuidado y evitemos estos accidentes.   
 
Celeste Nicole Reyna 2C

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