Un día de verano, hace doce años atrás, estaban mis tías, Macarena y
Mariela, jugando en la pileta de la casa de mi abuelo mientras Martina, mi
prima, y yo jugábamos en la orilla de la pileta. Entonces mis tías dijeron:
―Mirá, están muy
cerca de la orilla.
―Sí, mejor nos
acerquemos más al borde por si se caen ―dijo Mariela.
Pasados unos
minutos, a mi prima se le ocurrió ver su reflejo en el agua y, como era de
esperarse, se cayó a la pileta.
―Rápido, ¡Sacala!
¡Sacala! ―dijo Macarena.
Entonces Mariela la
agarró de la ropa y logró sacarla rápido del agua.
―¡Alcanzame una
toalla! ―gritó Mariela.
Mi abuelo fue
corriendo a buscarle una. Martina se asustó, lloró un rato, después se le pasó
y seguimos jugando.
Mariela dijo:
"Menos mal que estábamos cerca”. Y Macarena expresó que estaba todo bien.
Agostina Acosta
2C
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